viernes, 1 de abril de 2011

Mujeres: ¿culto a la juventud o inseguridad?

“Tienes arruguitas en la frente, ¿no quieres hacer nada con ellas?”, me preguntó una amiga mientras íbamos juntas de compras. Lo dijo con toda tranquilidad como si se tratara de un nuevo vestido para la próxima fiesta. Me quedé ahí estupefacta. De verdad, sé que tengo esas diminutas líneas (efecto de guiñar un poco los ojos al hablar, costumbre que he heredado de mi padre). Y a decir verdad, no pensaba “hacer nada con ellas”, por lo menos hasta ahora.

Pero resulta que estoy atrasada en comparación con muchas amigas mías. Así, una conocida, de 27 años, de tez perfecta y cuerpo impecable, durante 1,5 años tiene un terapeuta que llega a su casa cinco veces a la semana para hacer masajes faciales antiedad, entre otros tratamientos rejuvenecedores.


Otra mujer, que acaba de cumplir 30, hace poco pasó por una de las mejores clínicas de belleza de Moscú para someterse a un curso de lifting y mesoterapia (tratamiento que incluye microinyecciones de varias medicinas, vitaminas, minerales y aminoácidos en las capas superficiales de la piel). Afortunadamente, a la mitad del procedimiento, el terapeuta la mandó a casa al decir que era muy joven para eso. Otra chica, igualmente perfecta empezó a inyectar Botox en su carita de muñeca a los 28 años.

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