Los cables de la diplomacia estadounidense revelan desconfianza entre los líderes latinoamericanos tras la gira por la región de los dirigentes comunistas chinos Xi Jinping y Hui Liangyu y el aumento de las inversiones del gigante asiático.
"¿De verdad que les cree?". Interrogante sin respuesta en el último renglón de un telegrama enviado a Washington por la Embajada estadounidense en Pekín el 27 de febrero de 2009. El entonces encargado de negocios, Daniel Piccuta, recogía la pregunta de la primera secretaria de la misión brasileña, Daniella Menezes, en una conversación sobre la amenaza de China en América Latina.
Los analistas contactados por Piccuta habían rechazado que el interés chino guardase relación alguna con Estados Unidos. Menezes no lo creía así: "Las relaciones de EE UU y América Latina han sido ignoradas por la Administración Bush y China busca llenar ese vacío". La charla se producía mientras el vicepresidente chino, Xi Jinping, y el viceprimer ministro, Hui Liangyu, mantenían una gira de 15 días por la región. Un viaje que desencadenó una lluvia fina de despachos con destino Washington.
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