Es curioso que sea el signo de la muerte del Libertador lo que marque el inicio de la Ley Habilitante, otorgada al presidente por la vendida Asamblea Nacional, que siempre trató de congraciarse con el teniente coronel, incluso, dándole más de lo que pedía.
El mismo 17 de diciembre salió en Gaceta Oficial marcada con el número 6.009, de modo que no nos extrañe que en estos días, como regalito de Navidad y Año Nuevo, nos sorprendan con algunas de las mismas leyes que nosotros rechazamos en una consulta nacional.
Ya no hay duda, el presidente de la República se quitó la máscara y el derrotero que tomó, lo lamentamos por él, es el de la dictadura, como nos vamos a dar cuenta el 2012, cuando pierda las elecciones, que no entregará el poder.
Muchos venezolanos están sorprendidos por el rumbo de los acontecimientos, pero quiero decirles que una cosa es que aprueben leyes y otra cosa es que las obedezcamos. Yo planteo una desobediencia civil no violenta, pero todos los venezolanos tenemos que salir a la calle.
Tenemos que convertirnos en un solo pueblo: como lo hizo India para quitarse de encima a los ingleses, sin disparar ni un solo tiro, sólo con el poder moral de Gandhi y como lo hicieron los negros norteamericanos para luchar contra el racismo, liderados por el pastor Martin Luther King.
Si 27 millones de personas rechazamos las leyes anticonstitucionales que el gobierno ha pretendido aprobar utilizando las más impensables argucias, el aparato del Estado no podrá aplicarlas, ni por las buenas ni por las malas. No hay manera de domesticar a una nación que quiere ser libre.
Así que ánimo que los venezolanos no hemos vivido el mejor de nuestros días y ese día llegará, cuando seamos libres de las pretenciones de Chávez de convertirnos en otra Cuba.
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