Discurso pronunciado por Raúl Castro Ruz, presidente de Cuba, en el acto de la clausura del sexto período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional cubana, en el Palacio de Convenciones de La Habana, el pasado 18 de diciembre de 2010.
El discurso en esta ocasión es ligeramente mayor que los anteriores; pero esta, realmente, ha sido una sesión de la Asamblea excepcional, por los temas discutidos, las opiniones de ustedes y los documentos aprobados.
Cuando me dirigía para esta Asamblea, al ver en el periódico la fecha, 18 de diciembre, inmediatamente vino a mi mente un simple detalle histórico, hace exactamente 54 años, no pensábamos vivir tanto entonces, en las circunstancias en que nos encontrábamos, el naciente Ejército Rebelde, las actuales Fuerzas Armadas Revolucionarias y la Revolución en sí misma, que después del desastre y el gran revés sufrido, en un lugar conocido como Alegría de Pío, tres días después del desembarco, el 5 de diciembre de ese año, durante 13 días, en pequeños grupos desandando, tratando de pasar los dos cercos inmediatos que nos pusieron, por fin, ayudados por los campesinos, me uní al pequeño grupo que tenía Fidel.
El encuentro fue ya por la noche. Después del abrazo inicial me separó y la primera pregunta fue: "¿Cuántos fusiles traes?" "Cinco", contesté; "Y dos que tengo yo, siete. ¡Ahora sí ganamos la guerra!" (Aplausos.) Y parece, por lo visto, que tenía razón.
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