Con la publicación del "Proyecto de lineamientos de la política económica y social" finalmente el gobierno de Raúl Castro muestra sus cartas, le explica a la población hacia dónde se dirige el país y qué modelo pretende construir.
Pero ahora los ciudadanos saben que el plan es crear un modelo descentralizado, con un Estado más "liviano", que ceda poder a los municipios, dé autonomía a las empresas y acepte diferentes formas de propiedad y producción.
Queda mucho por definir, por ejemplo dónde se adquirirá la comida cuando acabe la "liberta de abastecimientos". Porque una cosa es eliminar subvenciones y otra muy diferente es que la gente tenga que comprar sus alimentos básicos en las tiendas de divisas, pagando un 240% de impuesto.
Es difícil saber cuánto podrán influir pero podría ser más de lo que se cree. De hecho el actual plan recoge gran parte de las propuestas de la población, empresarios, académicos y jefes políticos provinciales, expresadas en los debates del 2007.
Conquistar las mentes y los corazones de sus compatriotas será clave para la dirección cubana. Que la gente común tome partido a favor del proyecto podría ser la única posibilidad de vencer la sorda resistencia de la "burocracia-mandante".
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