Terry Holdbrooks, hoy llamado Mustafa Abdullah, predica en una mezquita en Phoenix. Se hizo musulmán cuando un preso al que custodiaba le enseño el Corán. Ahora confiesa: “El Islam me salvó la vida. Es una religión de paz y perdón”.
Moisés vagó por el desierto para descubrir su destino ante una zarza ardiente. Mahoma halló su propio camino muy lejos del mundo, en una cueva del Monte Hira. Terry Holdbrooks descubrió su fe en la prisión de Guantánamo, custodiando a los “combatientes enemigos” que el gobierno del ex presidente George W. Bush recluía en un agujero legal. Ellos le enseñaron que no todo era como la Casa Blanca decía.
Hoy se sigue apodando TJ aunque su fe musulmana le brindó un nuevo nombre: Mustafa Abdullah. Ya no integra el ejército del cual fue dado de baja cuando sus superiores descubrieron su relación con los detenidos que debía vigilar. Y las armas ya no forman parte de su vida: en lugar de eso, profesa el Corán desde una mezquita de Phoenix donde el diario Perfil lo contactó.
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