No hay límites para el Emperadorcito, quiere coronarse y le quita el sueño la posibilidad de verse despojado del poder en unos cuatro años, que es lo que le resta del mandato, dado por el pueblo en elecciones populares.
Ese mismo pueblo dijo, hace exactamente un año, que no quería la cubanización de Venezuela. Que no quería el Socialismo del Siglo XXI. Que no quería el rancio comunismo de otrora. Que lo que quiere es democracia participativa, libertad de expresión, separación de poderes, propiedad privada y sobre todo, vivir en paz, como antes.
El Emperadorcito tiene premura y dijo --ordenó--, que la recolección de firmas comenzara ya, de modo que para febrero del 2009 se estuviera consultando al pueblo otra vez sobre el mismo asunto que tajantemente dijo que no.
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