Hoy la edición semanal de Time Magazine nos trae un reportaje sobre la situación y de cómo El Tío Sam también quiere su parte de las operaciones que se realizan en las Iglesias. A Dios lo que es de Dios --dice el IRS--, pero a César lo que es de César.
Parece que César (el Estado) quiere su parte terrenal de las donaciones celestiales, que en conjunto en los Estados Unidos deben de sumar varios millones de dólares.
Dice el reportaje de Time: "¿Es ese un cajero automático ATM en el pasillo de la iglesia?. Máquinas lectoras de tarjetas de crédito y de débito en las iglesias pueden sobresaltar algo de piadoso, pero ese tipo de kioskos, ya presentes en algunas casas de adoración, podrían convertirse cada vez más en objetos comunes, ahora que una nueva regulación del Departamente de Rentas Internas (IRS) estró en vigencia".
"Comenzando con regalos dados en el 2007, el IRS* demandará documentación que pruebe las contribuciones caritativas bajo 250 dólares, como las que se hacen en las iglesias. Una vez hecha la donación, todo lo que uno necesita es el vauche de entrada de dicha contribución. Cajeros automáticos especialmente diseñados para las iglesias serán incentivos para evitar las ofrendas en efectivo del momento, así como las donaciones planeadas con antelación. También, como resultado de las nuevas normas del IRS, las donaciones con tarjetas de crédito y los diezmos van a aumentar también, porque ese tipo de fondos electrónicos deja un comprobante físico".
"Grandes iglesias urbanas han estado aceptando tarjetas de crédito por muchos años, inugurando lo que se conoce como la Generación P (por plástico), que es opuesta a llevar efectivo. A los pastores les gusta contar cuentos acerca de los feligreses coleccionando puntos por el uso de las tarjetas en su camino al cielo. Una reciente encuenta del periódico Dallas Morning News encontró que el 55 por ciento de 200 iglesias locales aceptan tarjetas de crédito y de débito en sus recintos".
*Esto se debe a que en los EE.UU, las donaciones que se hacen a las iglesias, inlcuyendo las ofrendas y los diezmos pueden deducirse de los impuestos anuales.
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