La empresa privada en Venezuela está condenada a muerte. No está fijado el plazo para la ejecución de la sentencia, pero la condena está escrita. El momento será variado, dependiendo de los empresarios, los ramos, los tiempos y las necesidades políticas del régimen. Sólo faltan los formalismos de la Asamblea Nacional, junto a la comparsa del CNE y otros adminículos indispensables para vestir al crimen de necesidad de Estado
Ya la propiedad privada depende del arbitrio de Chávez, de un gobernador o de un alcalde, cuando no de la turba bolivariana en trance de confiscación revolucionaria; ahora se trata de producir la ley igualadora, la que hará del miedo a la pérdida de los bienes el signo de los tiempos.
La Propiedad en Entredicho
La propiedad es un derecho humano. El ser humano se constituye en un espacio, en un tiempo, así como en el marco de unas relaciones sociales y de unos bienes de los cuales es real o potencialmente propietario. Alguien que no tiene nada, ni casa, ni espacio familiar, ni hacienda para disfrutar, ni ahorros, ni ingresos que le permitan adquirir bienes o servicios, ni posibilidades empresariales, tampoco tiene capacidad de ejercer derechos ni de cumplir deberes. Se convierte en un no-ciudadano, en una no-persona.
No tiene condiciones para pertenecer a la ciudad, a la polis. El Gobierno condiciona la propiedad privada no a las leyes sino a las necesidades del experimento de ingeniería social que lleva a cabo. Así, los dueños de edificios, de haciendas, de terrenos, de unas cuantas industrias, han visto a la tribu practicar los juicios sumarísimos que han concluido en la pérdida de sus propiedades. Inseguridad jurídica que, sumada a la inseguridad personal, expresan la ausencia de estado de derecho.
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Tomado de Noticiero Digital/Caracas
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