martes, 13 de marzo de 2007

Hitler: el fantasma que todavía asombra a Alemania

¡Qué curioso suena escuchar que una ciudad alemana, Brunswick, de Baja Sajonia, donde Adolfo Hitler comenzó su carrera política, quiere ahora, después de tantos años y ya muerto el hombre, quitarle la ciudadanía al Führer!

¿Qué sentido puede tener que le quiten la ciudadanía a un muerto? Entiendo, es un acto de desagravio hacia los vivos; es un decir al mundo que se repudian los hechos atroces que cometió, pero es socegar la conciencia de los vivos, mas que perturbar el estado del muerto.


Algo parecido hacen otros países cuando le otorgan la ciudadanía a un soldado que ha muerto en batalla, o le otorgan alguna otra condecoración, como suele suceder en los Estados Unidos. En sentido práctico no es más que un consuelo para los familiares, pero el muerto, muerto se queda, con condecoración o sin ella.


También, en sentido positivo, quitarle la ciudadanía a un muerto, es quitarle los beneficios a sus descendientes vivos y darle la ciudadanía a un muerto, es otorgarle sus beneficios a sus descendientes.

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