Es muy fácil acusar a otros de censura y de violación a la libertad de expresión e información, pero cuando lo hacemos, un dedo acusa a la otra persona, y los otro cuatro nos señalan a nosotros mismos. Eso es lo que está sucediendo con los Estados Unidos, que acusa de violación de los derechos humanos a los gobiernos que no le son simpáticos, mientras que ellos mismos violan esos derechos.
No podemos decir irresponsablemente que el gobierno de los Estados Unidos promueve la censura; o que el Ejército de los Estados Unidos lo hace, porque algún caso aislado se haya dado, pero es raro, diría yo, que unos soldados, entrenados en un país que se considera el padre de la democracia, con el perdón de los griegos, pase esto y ya los casos son varios:
Están los casos de Guantánamo, tan numerosos como arbitrarios; están los casos que encierran El Acta Patriótica, por medio de cuyo instrumento las autoridades pueden escuchar las conversaciones más privadas de la población, civiles, terroristas o no; está el caso de una periodista que publicó una foto de ataúdes de soldados norteamericanos muertos recién comenzó la guerra contra Irak, por lo cual fue procesada y ahora, hoy, vemos que unos soldados norteamericanos obligan a unos periodistas de AP a borrar unas fotos y unos vídeos que habían tomado de un ataque de las fuerzas norteamericanas en Afganistán.
Lo que nos resta decir es que en todas partes se cuecen habas, lo que pasa es que en el proceso de cocción, si cocinas con leña, levantas humareda y si cocinas sin leña, aunque estés cocinando, no levantas humo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario