lunes, 8 de noviembre de 2010

La cobertura: el nuevo instrumento de manipulación de algunas iglesias evangélicas

Pareciera que detrás de algunas organizaciones evangélicas, existiesen verdaderos laboratorios psicológicos en los cuales trabajasen noche y día sobre la idea de cómo mantener cautivas a las personas que cuentan entre sus miembros.

Digo esto por la novísima idea de lo que se ha dado en llamar en algunos círculos evangélicos como “la cobertura”, que consiste en una supuesta protección divina que gozan los miembros de esas iglesias “mientras permanezcan en la iglesia".
Allí está el veneno, que los hermanos que quieren salir de sus redes, por la razón que sea, se sienten culpables, porque si salen de la iglesia que supuestamente les provee “la cobertura”, ya no gozarían más del favor de Dios, sino que estarían literalmente en las manos de Satanás.

Esta idea la conocí dentro de las iglesias que están con el G12, de César Castellano, pero no sé si se inventó allí o tiene otro trasfondo. Pero la Biblia sí tiene algunas cosas qué decir a este respecto:

1.-Mateo 28:20 “…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
2.-Juan 10:28 “y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.
3.-Juan 8:32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
4.-Juan 8:36 “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
5.-1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,…”.

Nadie a quien el Señor Jesucristo haya libertado, y que haya nacido de nuevo, está obligado a permanecer cautivo de ninguna iglesia o ningún pastor que se abroguen el oficio de “Vicarios” de Cristo. El único intercesor entre Dios y los hombres es Jesucristo. La persona NO NECESITA ni a un pastor, ni a una iglesia, ni a una organización para permanecer dentro de ninguna cobertura. Eso es una mentira creada para manipular a los creyentes pusilánimes y carentes de doctrina bíblica.

Hermano, no se deje amarrar, porque ya Jesús lo libertó.

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